Juan Antonio Díaz. Relato de las últimas xilografías de Cristóbal

Juan Antonio Díaz es uno de los buenos amigos que Cristóbal tenía en Ronda. Maestro en Benaoján, Yunquera, Guadiaro y Ronda y recientemente jubilado, acompañó a Cristóbal intensa y cariñosamente desde que este se fue a vivir a la bella ciudad del tajo una vez que se jubiló, allá por el año 2000.
Con él coincidía desayunando en la churrería de Juan Alba o después de terminar su jornada de pintura, en algún que otro bar en donde tenían lugar las tertulias y charlas entre los amigos del artista, en reuniones de amigos en el campo o bien en largos paseos esperando los espectaculares atardeceres de la Serranía.
Aficionado a la fotografía, frecuentemente seguía día a día el progreso de sus óleos y acuarelas que pintaba durante los veranos en La Alameda, el Hotel Reina Victoria o en cualquier rincón de Ronda. Gracias a él, podemos tener una amplía documentación fotográfica de cómo Cristóbal trabajaba sus obras.
A continuación nos ofrece su relato de una de sus experiencias más sentidas, que complementa con un magnífico reportaje fotográfico de la misma.

A lo largo de más de veinte años de la que acabó siendo una honda y sentida
amistad, he tenido el disfrute y el privilegio de compartir con Cristóbal un gran número de
momentos (paseos, actividades, experiencias…) que para siempre atesoraré junto a los más
importantes y preciados de los que hasta el momento me ha tocado vivir. Todos me
acompañan y de todos aprendí y gocé.

Y de entre ellos quisiera compartir hoy una experiencia única que, vista con la
perspectiva del tiempo y por su valor, humano y artístico, considero un privilegio haberla
vivido junto al amigo, y por lo que, como más arriba decía, me siento un gran
privilegiado.

Corría el otoño de 2014 cuando, como en otras ocasiones, Cristóbal me pide
que acuda a su casa de Ronda con la cámara para recoger, en un pequeño reportaje fotográfico, “documento” acerca del trabajo que lo tenía embebido esos días.

Allí me presenté a la hora convenida. Ya metido en faena, Cristóbal, con su mandil
de crudillo y gubia en ristre, daba los últimos toques en una modesta plancha de chapón al
dibujo grabado en su superficie. Acto seguido, vierte sobre ella una buena cantidad de
tinta, que con un gran rodillo, extiende cuidadosamente. -Entintar, me comenta.- Ya no
se ve allí nada de lo tallado. Todo es una negra capa de tinta…


Seguidamente, con gran cuidado, con absoluta delicadeza y total precisión, deposita sobre
ella un pliego de las mismas dimensiones de un magnífico papel, apropiado para este tipo
de obras.

A toda esta “ceremonia”, este rito, hay que sumar la tensión que la tarea requiere. La
precisión, el resultado final, conlleva una gran tensión. (Yo, a estas alturas, ya había
entrado también en faena… y un buen número de fotos se iba almacenando en mis
“dispositivos”, cámara y teléfono móvil).

Precisión y tensión, delicadeza y tensión… ¡cuidado, mimo y… tensión!

Y, a continuación, el grandísimo esfuerzo físico que Cristóbal desarrolla, cuchara en
mano, pasándola y repasándola, presionando con ella una y otra vez por todos y cada uno,
hasta el último de los resquicios de la superficie del papel. Con toda la fuerza que su mano
es capaz de desarrollar.

¡Hay que conseguir que el dibujo tallado en la madera deje su
huella, su impronta fiel en el papel!decía Cristóbal.

Y… ahí aparecen, personajes más que significativos
en su vida, Don Antonio Machado o, conmovedor, Miguel Hernández… que es tanto
como decir una buena parte de él mismo.



Todo el que conoce la vida y la obra de Cristóbal sabe la importancia, la trascendencia, que el grabado tiene en ellas.

A mí me cupo la suerte, el privilegio como decía, de asistir, de ser testigo de la
creación de los que, a la postre, serían las últimas xilografías realizados por el artista.

Estas obras, pude verlo muy de cerca, llevan mezclada con la tinta que lo
componen, más de una de las gotas de sudor que a Cristóbal le resbalaban por la frente.

In memoriam


Reportaje Fotográfico



















2 comentarios en «Juan Antonio Díaz. Relato de las últimas xilografías de Cristóbal»

  1. Gracias, JAntonio, por este hermoso políptico del Maestro Cristóbal. Tu obra rezuma amor fraternal y amistad. Un testimonio gráfico y escrito que me ha saltado EN lágrimas a mis ojos.
    Un abrazo de Salvador Ramos

    1. Gracias a ti, Salvador.
      ¡Cuán aciertas en tu apreciación!: amistad y amor fraternal… Conocer y compartir con Cristóbal marcó mi existencia.
      Un abrazo.
      (Se te echa de menos y se te recuerda por aquí. De vez en cuando, un viaje con (tu) Trasbordo en Bobadilla… reconforta)

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