Discurso de Cristóbal el día de su nombramiento como Hijo Adoptivo de Ronda. Mayo 2006

Hace 14 años Cristóbal fue nombrado Hijo Adoptivo de Ronda. La iniciativa partió de un amplio grupo de personalidades, amigos y antiguos alumnos de esta bella ciudad malagueña, en la que el artista pasó buena parte de su vida.
A ella llegó en el año 1964, a impartir clases de dibujo en el Patronato Militar y posteriormente en el Instituto de Bachillerato Pérez de Guzmán. Se marchó a Sevilla en 1977 y volvió en el año 2000, una vez jubilado, a seguir pintando sus paisajes y dibujando a sus personajes. En ella estuvo hasta dos meses antes de su muerte, implicado siempre en cualquier actividad cultural, social o política que mereciera la pena.
Tuvo la suerte de disfrutar en vida, como debe ser, del sencillo pero cariñoso y sentido homenaje que sus amigos le dedicaron la noche del 10 de junio de 2006.

Cristóbal fue poco dado a los discursos; era persona discreta y tímida. Él prefería que hablaran sus pinceles, sus lápices, sus herramientas.

Al margen de la oratoria en sus clases y en las reuniones con sus amigos, en las que se mostraba como un gran conversador, tan sólo recuerdo algunas  intervenciones públicas en aquellos mítines de la campaña por las primeras Elecciones Generales de 1977, en las que se presentó en la lista del PCE al Congreso de Diputados y se recorrió gran parte de la Serranía de Ronda y sus pueblos, junto con otros candidatos y amigos como Tomás García, Andrés Martínez Lorca y Antonio Romero.

A continuación publico el discurso que elaboró y leyó en el Ayuntamiento de Ronda el 10 de junio de 2006, cuando fue nombrado Hijo Adoptivo de esta ciudad.

Cristóbal leyendo su discurso delante del Pleno del Ayuntamiento de Ronda tras ser nombrado Hijo Adoptivo de Ronda. Foto: J.A. Díaz

Señoras y señores,

Perdonad la tardanza en presentarme ante vosotros. Este tiempo lo necesité para vencer mis dudas e inquietudes.

Como todos sabéis, tengo en muy alta estima al «pueblo«, a ese pueblo que hoy nos acompaña y nos representa.

Me habéis honrado en demasía al nombrarme Hijo Adoptivo de Ronda y este aprecio desmedido altera la armonía de todo hombre que piensa.

Habréis de perdonad esta timidez con la que me presento y me pregunto todavía si merezco tal reconocimiento.

Por ello, quisiera antes de nada, mostrar mi agradecimiento a todas aquellas personas que han trabajado en este empeño: amigos, alumnos, compañeros…

Y ahora me vais a permitir que hable de algo que a mí me parece importante: quisiera hablar de los ojos, mi principal herramienta. Los ojos de la cara y los ojos del espíritu.

¿Que es ver?

Toda visión requiere distancia. Lo difícil no es distinguir lo que se acerca o aquello que se aleja, sino precisamente lo que nos envuelve y se nos presenta…

Miremos donde miremos, las cosas parecen cambiar bruscamente.

Fuerzas poderosas actúan contra el arte, la moral o la ciencia, removidas por nuevas concesiones de la materia, de la economía, del Estado, de la familia…

¿Perderemos el valor del corazón del hombre?

La actividad del poeta está siendo excluida por una civilización fría, intelectualista y técnica.

Por ello, debemos difundir la Cultura; para despertar las almas dormidas y aumentar el número de los capaces de espiritualidad.

Debemos luchar contra la cultura entendida como privilegio de clases.

El arte no puede obviar a la naturaleza ni a la vida.

Como dijo nuestro maestro Antonio Machado “hacer las cosas bien importa más que hacerlas”.

En este momento, desearía compartir con vosotros algo que para mí es importante y vital. Me refiero al paisaje y al paisanaje.

Alguien dijo “iluminé lo visto, con los ojos interiores del alma”.

Y en este sentido, yo abogo por la luz interior para contemplar la interpretación sensible. Por las emociones compartidas. Por la luz del sol y las sombras que proyectan los árboles. Por el aire que mueve las ramas y los tallos delicados de las plantas y las flores. Admiro las ligeras transformaciones, la percepción de procesos naturales que reclaman la paciencia del discurrir del tiempo, la observación pertinaz de un detalle, la contemplación lenta, al que espera la llegada de una oropéndola anhelando su cantar…

Como muchos sabéis, he trabajado pintando en muchos lugares de esta hermosa ciudad y sus alrededores.

A continuación quisiera reflejar algunas de las cosas que cada uno de estos parajes me ha transmitido, así como algunas razones y motivaciones que mueven mi ser.

En la Maramulla he percibido la luz. El ver precede al pensar. La luz nos permite ver. Siempre que vemos hay luz y vemos gracias a ella. Es el elemento que permite que exista el paisaje. Por sus tonalidades cromáticas, intensidad, dirección, grado de difusión, dinámica de cambio…

Todo ello constituye algunos de los valores emocionales y plásticos del paisaje.

La calidad paisajística de la luz no depende sólo de la inclinación de los rayos del sol y de los fenómenos atmosféricos como el que provoca la condensación del agua en el aire, sino que está directamente en relación con los elementos sólidos; elementos como la montaña, el relieve, el tipo de vegetación o la composición del suelo.

En el Llano de la Cruz, Arriate, la Cimá o Los Prados he disfrutado de lo que llamo la vida rústica.

La naturaleza posee una grandeza y una profundidad dignas de ser contempladas con ojos estéticos.

La necesidad con la que es representada esta naturaleza en mi pintura puede ser interpretada como un síntoma de reverencia y devoción. Una idea particular de belleza.

Se trata de hacer una obra creativa y no meramente imitativa. Se trata de hacer de la naturaleza un lugar para la emoción y el sentimiento íntimo.

En este sentido, la naturaleza reflejada por el arte trasmite el propio espíritu del artista, sus predilecciones, sus gustos y por tanto sus mas sinceras emociones.

En definitiva, son lugares para descansar y recuperar la armonía del alma.

Dios está en los detalles y hay que buscar por todas partes. Por eso en Segovia percibo la belleza de la tierra y en Ronda, la belleza del cielo.

Y por ello la pregunta ¿Qué es un lugar?

Es el punto que convoca y retiene la impresión de la realidad, como el pararrayos convoca a la centella.

Un lugar nos asegura los elementos de nuestra vida más cotidiana.

Un lugar propicia la experiencia del ser y los principios del pensamiento y la existencia.

Ahora bien, ese lugar para la emoción y el sentimiento íntimo, puede dejar de serlo, ya que si no tenemos en cuenta las proporciones humanas, no cabe adaptación a las necesidades cotidianas. En este caso, el lugar se convierte en el arte de los negocios.

¿Cuándo vamos a cuidar la Tierra? ¿Cuándo vamos a ser sus jardineros?

Hemos de pensar que la misma lógica que explota a las personas, a las clases sociales, a los países, explota también la naturaleza.

Cuidado con las buenas intenciones sobre la arquitectura y el urbanismo. Están atentando contra la naturaleza.

Y qué decir de la ciudad.

El arte es un poco más dilatado que la vida, es una exaltación de la vida. Por ello es necesario un gramo de locura.

Desgraciadamente el trabajo sólo se mide social y políticamente. ¿Para cuando lo Cultural y lo Artístico?

Es excesivo el intervencionismo de los responsables políticos, pero no todo es política, afortunadamente.

La vida es también mirar el mundo en su complejidad y descubrir lo sagrado en lo cotidiano.

Un artista que se interesa por lo que ve en el mundo que le rodea puede ser un útil creador, con ingenuidad, pureza, sensibilidad e incluso con reverencia y devoción casi religiosa.

La belleza es el esplendor del orden, es llevar a la Humanidad a la libertad a través de la educación estética.

¿Qué puede hacer el Arte por la Paz?

La misión del arte en general no es hacer la Paz, el Arte es Paz.

La cultura y el conocimiento nos llevan a la inteligencia, a no dejarnos engañar por la retórica de los políticos profesionales.

Reflexionando sobre este momento, tengo que decir que siento tres temores: el de aburrirles contando aspectos que ya sabían; el de no resultar claro en mis expresiones y el de referirme demasiado a mi vida.

Pienso que de lo personal hay que hablar con prudente reserva o mejor todavía, no decir nada en absoluto. Por mis hechos me conoceréis.

Y en cuanto a mi nombramiento como Hijo Adoptivo, todavía me pregunto si este mérito está destinado a un profesor o a un pintor.

A ese profesor que quiso y quiere llegar a la libertad por la cultura, por el camino de la estética y a través de los ojos abiertos por los que se alimenta el espíritu, como el árbol que se alimenta por sus raíces y hojas.

O quizás esté destinado al pintor; a quien ve las cosas desde ángulos distintos, a ese individuo que inventa cosas, a ese loco…

Yo no sé si todo ello es suficiente para encontrarme hoy aquí. Pero de un modo u otro debo dar las gracias hasta cansarme por ser considerado Hijo Adoptivo de esta Ciudad.

Me siento poco significante, tan alejado voluntariamente del mundo del arte, que prefiero estar y conocer al pueblo sencillo, escuchar a sus hombres y mujeres al mismo tiempo que los valoro y los admiro.

Sólo conozco mi oficio. Detrás del trabajo diario está la vida. El arte es el cauce para internarse en la vida y hay que seguir por esa senda. La gente va muy deprisa y por eso quiero volver a Antonio Machado y decir aquello de “despacito y buena letra”.

Y para terminar, sin el permiso de mi mujer y de mis hijos que me estarán escuchando, tan finos que tienen el alma y el cuerpo igualmente sensibles, quiero decir:

¡¡ Bebamos pues con el “León de Ronda”, Don Francisco Giner de los Ríos!!

Y como diría el agrimensor Don Manuel Vázquez Pérez: “contemos muchos chistes y hagamos alguna travesura con gracia

¡¡Aguarrás y salud para todos!!

Cristóbal Aguilar Barea

Ronda, 10 de junio de 2006


Cristóbal ante el Pleno del Ayuntamiento de Ronda, al ser nombrado Hijo Predilecto. Foto: J.A. Díaz
Cristóbal recibiendo la medalla de manos del Alcalde Antonio. M. Marín Lara. Foto: J.A. Díaz

Cristóbal con su familia y Ramón Corrales, a la izquierda, tras ser nombrado Hijo Adoptivo. Foto: J.A. Díaz
Asistentes al Pleno de nombramiento de Hijo Adoptivo. Foto: J.A. Díaz

Juan Antonio Díaz en su intervención ante el Pleno del Ayuntamiento con motivo del nombramiento de Cristóbal como Hijo Adoptivo de Ronda. Foto: Luis Aguilar
José Manuel Montes en su intervención ante el Pleno del Ayuntamiento con motivo del nombramiento de Cristóbal como Hijo Adoptivo de Ronda. Foto: Luis Aguilar

Cristóbal, tras el nombramiento como Hijo Adoptivo, camino del Bar Valencia ,con su amiga la pintora Pepa Santos; detrás, Pepe Gil. Foto: Luis Aguilar
Cristóbal, tras el nombramiento como Hijo Adoptivo, en el Bar Valencia, su lugar de referencia durante muchos años,  con sus amigos parroquianos Paco Pereña, en el centro y Juan, el maquinista ferroviario. Foto: Luis Aguilar

Cristóbal, tras ser nombrado Hijo Adoptivo de Ronda, en en Bar Valencia, junto a Fernando Sancho y su hijo Luis
Cristóbal junto a algunos los miembros de la comisión que promulgó el nombramiento como Hijo Adoptivo de Ronda, en un acto de celebración y homenaje la noche del 10 de junio de 2006. De izquierda a derecha: Rafael Ortiz, J.A. Díaz Iglesias, Antonio Sepúlveda, Pascual del Río, Cristóbal, José A. Olea, José Manuel Montes y Pepe Castro. Foto: Luis Aguilar

Cristóbal mostrando su agradecimiento a los asistentes al acto de celebración del homenaje tras ser nombrado Hijo Adoptivo de Ronda. Foto: Luis Aguilar

2 comentarios en «Discurso de Cristóbal el día de su nombramiento como Hijo Adoptivo de Ronda. Mayo 2006»

  1. Oportuno y hermoso el discurso de Cristóbal. En la rosa de Ronda fue uno de los lugares donde más y mejor libó el néctar de la vida.
    JR

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