Exposición en el Museo de Alcalá de Guadaíra: Cristóbal, la mirada en el horizonte.

El pasado jueves 16 de diciembre se inauguró en Alcalá de Guadaíra una nueva exposición de Cristóbal con el título: Critóbal, la mirada en el horizonte. Permanecerá abierta hasta el 16 de enero de 2022. En el acto de inauguración intervinieron Francisco Mantecón, Director Técnico del Museo de Alcalá de Guadaíra, la Delegada de Patrimonio, María de los Ángeles Ballesteros y el hijo del pintor, Luis Aguilar.
En ella se recogen una buena selección de grabados, así como óleos, acuarelas y pastel, además de una serie de vitrinas con una curiosa colección de pequeños objetos relacionados con Estampa Popular y Cristóbal, como carteles y catálogos, revistas y folletos ilustrados, así como variados dibujos y libretas que el artista solía llevar siempre consigo.

La muestra la conforman un total de 46 obras entre las que hay 15 óleos, 2 acurelas y 2 pastel. Además de 24 grabados de las distintas épocas, más 4 dibujos y un el cartel del Cross de Itálica.La exposición se completa con 5 vitrinas en las que se pueden ver carteles, catálogos, revistas, publicaciones, pequeños apuntes y libretas y demás material de pequeño formato.

A continuación exponemos el hermoso discurso de presentación que realizó el Director del Museo, Francisco Mantecón el día de la inauguración.

EL HORIZONTE: TIEMPO, LUGAR Y UTOPÍA

El horizonte es un lugar – indeterminado, al que nunca acabamos de llegar -; es también un tiempo, que se conjuga siempre en futuro perfecto, y es también una utopía a la que anclar la dirección de nuestros sueños y nuestros proyectos de vida.

Cristóbal nació en Sevilla, en 1939, en el ámbito de una familia humilde y trabajadora. A los once años entró en la Escuela de Artes y Oficios, y de 1954 a 1959 estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, de la que recordaba especialmente el magisterio del catedrático Don Miguel Pérez Aguilera. De 1960 a 1963 hizo tres cursos de calcografía y estampación, obteniendo la Diplomatura en Grabado; eran técnicas que ya venía practicando en el taller sevillano Gráficas del Sur, propiedad de Joaquín Sáenz, y que más tarde perfeccionaría aún más durante una estancia en París con el grabador manchego José Ortega. Precisamente este, miembro del PCE en el exilio, y quienes habían sido sus compañeros de estudios, Francisco Cortijo y su mujer, Lola, y Paco Cuadrado, fueron el grupo inspirador del compromiso social y político que dio lugar a la formación en Sevilla de Estampa Popular.

Estampa Popular fue un movimiento creado por un grupo de artistas como instrumento de difusión de ideas políticas contrarias al régimen dictatorial, y de defensa de la igualdad, la libertad de expresión, y los derechos y la dignidad de todos, especialmente de los trabajadores. Utilizaron fundamentalmente la obra gráfica seriada y las técnicas de estampación, como la litografia, linograbado o aguafuerte, por las posibilidades de estos procedimientos para una mayor difusión de la obra original y del mensaje pretendido.

Este movimiento tuvo presencia en varias capitales españolas, como Bilbao, Madrid, Córdoba o Barcelona, y a raíz de una exposición de estos en 1960 en la Sala Ateneo de Sevilla, Cristóbal Aguilar, junto con los mencionados Paco Cuadrado y Cortijo, fundaron el denominado Grupo Sevilla como sección de este movimiento. Realizaron su primera exposición en la sevillana Galería Velázquez, en 1961 (el cartel está expuesto), y en el mismo año en la galería Prisma, de Madrid. Esta exposición sevillana, dado el compromiso de sus contenidos, fue definida por el propio Cristóbal como la primera “verdaderamente realista”.

En los años siguientes continuaron haciendo exposiciones en otras ciudades de España (aunque algunas de ellas fueron clausuradas por las autoridades y las obras fueron incautadas), y de Francia e Italia, y editaron varias carpetas incluyendo sus imágenes junto a poemas cedidos por escritores que también colaboraban con ellos, como José Agustín Goytisolo, Hierro o Julia Uceda, o tomados de autores que les inspiraban como Miguel Hernández o Antonio Machado.

En 1964 hubo una refundación del grupo, y entraron a formar parte del mismo otros jóvenes autores, como Enrique Acosta, Nicomedes, Baraldés y Claudio Díaz. Siguiendo los planteamientos de Cristóbal, en esta nueva etapa las obras se muestran preferentemente en espacios vinculados al ámbito universitario, vecinal o relacionado con movimientos obreros, evitando los circuitos artísticos institucionalizados.

Aún siendo similares los temas tratados por todos ellos y las imágenes utilizadas para expresarlos, distingue a las obras de Cristóbal una especial mirada poética. La profundidad de la hendidura realizada en la plancha al trabajarla era equivalente a la huella que dejaban en él las condiciones de vida que veía a su alrededor, y que quedaban para siempre estampadas en sus ojos y en la sensibilidad de su pensamiento. Campesinos y obreros de la construcción en pleno trabajo, y en muchas, muchas ocasiones, escenas de personajes que esperan; esperan no se sabe qué, en la calle, en la puerta de una casa, en la plaza, en la taberna, o ante un cartel… Acaso esperan el paso del tiempo, que no acaba de pasar, denso y pesado como los cielos de sol alto en los pueblos de Andalucía.

Pocos años después, cada uno de estos artistas seguiría su camino, y el grupo desapareció como tal. Pero la lucha por la libertad nunca se termina, como nunca alcanzamos el horizonte, pero es bueno que sigamos mirando hacia él.

Cristóbal continuó con su labor comprometida. No sólo a través de sus obras y exposiciones, sino también a través de su labor docente, en Sevilla y en Ronda desde 1964, donde además fundó los estudios nocturnos para trabajadores que no tenían otros horarios disponibles – ¡qué hermosa manera de trabajar por la libertad de los demás!- .

Trabajaba con la serenidad de quien cree en lo que hace. Nunca dejó de dibujar y de pintar, hasta poco antes de su fallecimiento, en la primavera de 2019. Siempre llevaba encima algún cuaderno o un trozo de papel donde plasmar el fruto de su mirada inquieta y observadora, que se hacía reposada y de primoroso detallismo al pintar del natural los paisajes de aquellos lugares que más amó y donde se sintió en su casa: Sevilla, Ronda, Segovia…

A veces aparecen ante nosotros personas cuyo paso por nuestra vida es como la aparición de un cometa en el cielo: iluminan todo, nos hacen sentir que estamos participando de un momento especial…, y que podemos pedir un deseo.

No dejen pasar esta exposición sin mirarla de esta manera, como un momento especial, deslumbrante en la calidad artística y humana de Cristóbal… ¡Ah! Y al salir, pidan un deseo…

Seguramente muchos coincidiremos en que ese deseo sea conocer un mundo como el que él fue capaz de soñar y de ver.

Francisco Mantecón Campos.

Director Técnico del Museo de Alcalá de Guadaíra


Mostramos a continuación algunas imágenes de la muestra:


Catálogo de la exposición

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