Cristóbal y los grupos antifranquistas de Estampa Popular en Sevilla. Por Noemí de Haro

Traemos hoy aquí -aprovechando la muestra Estampa Popular Sur que se podrá ver en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, de Sevilla- este artículo que escribió Noemí de Haro, comisaria de dicha muestra, con motivo de la publicación de la revista Memorias de Ronda, en su número monográfico en Homenaje a Cristóbal, en mayo de 2021.

Grupo Sevilla de Estampa Popular. De izquierda a derecha: Cristóbal, Cuadrado y Cortijo.

Tenían poco más de veinte años. Con actitud dispuesta y expectante, sentados ante la pared de la galería Velázquez que exponía sus estampas recién comenzado el año 1961, Cristóbal Aguilar y Francisco Cuadrado miraban a cámara de modo que, aún hoy, ponen sus ojos en nosotros, Francisco Cortijo miraba al frente. Era la primera exposición del Grupo Sevilla, el primer fruto visible públicamente de algo que venía fraguándose desde tiempo atrás.

En las líneas que siguen, me gustaría trazar un breve esbozo del papel esencial que desempeñó Cristóbal Aguilar en la creación del Grupo Sevilla y de Estampa Popular de Sevilla. Estos fueron los dos grupos de grabadores que conformaron lo que podríamos denominar el “nodo sevillano” de la red de artistas antifranquistas de Estampa Popular. Lejos de limitarse a actuar solamente en España y en el mundo del arte y la cultura, las actividades de la red de Estampa Popular evidencian un perfil híbrido, adaptable y, precisamente por ello, más eficaz y longevo visto en conjunto. Sus actividades solo pueden entenderse si se consideran sus conexiones con el ámbito artístico, pero también con el exilio republicano, con el movimiento antifranquista organizado dentro y fuera del país, con las posiciones críticas con el capitalismo y el imperialismo de esos años de Guerra Fría, con los movimientos antifascistas y, más tarde, con los de defensa de la amnistía y los derechos humanos. Además de esto hay que considerar sus vínculos con diversos partidos políticos, con el movimiento obrero, con el movimiento estudiantil y con el movimiento vecinal. Como veremos, Cristóbal fue muy importante para que se conocieran entre sí quienes habían de conformar el Grupo Sevilla y también lo fue para que el proyecto tuviera una nueva vida unos años después. Sus ideas sobre la creación artística y su relación con la sociedad dieron forma al espíritu de Estampa Popular de Sevilla, vertebraron no solo el modo en que se abordó el trabajo plástico en esta segunda etapa, sino también las estrategias expositivas que habían de seguirse.

Vayamos, pues, unos años más atrás de la fotografía con la que comenzábamos. Cortijo y Cristóbal habían sido compañeros de estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Allí estudiarían también Francisco Cuadrado y Lola Sánchez Carrero. Podría decirse que fueron Cristóbal y Lola quienes conectaron estos nodos esenciales de esta pequeña red en la que compartían su dedicación al arte, pero también unas posiciones políticas críticas. Así lo recordaba Cuadrado: “conocí a Cortijo a través de Cristóbal, y de aquella época [primera mitad de 1958] recuerdo nuestras tertulias en la plaza del Museo, que las teníamos allí porque solíamos acompañar a Lola, la mujer de Cortijo, que vivía en la calle Herrera el Viejo. De él me llamaron la atención su anticapitalismo y su furibundo anticlericalismo, así como su sentido de la ironía, su sarcasmo y una risa ruidosa que muchas veces terminaba por contagiarnos.”[1]

Cristóbal (en segunda fila, segundo por la izquierda) con el maestro Pérez Aguilera y sus compañeros del curso 1956-57. Entre ellos se encuentran Pepe Gil (el quinto en la misma fila de Cristóbal) y Nicomedes (arriba del todo, primero por la izquierda).

Entre 1959 y 1960 Cortijo y Lola vivieron en París. Como ocurrió a tantos otros artistas, su subsistencia dependió de trabajos duros ajenos a la creación como el de pintor de brocha gorda o el de descargador en el mercado de Les Halles. Como contrapartida, Cortijo entró en contacto con lo que acontecía en la creación plástica en esos años y también con las actividades y los militantes del PCE (Partido Comunista de España) que se desarrollaban en la ciudad. Entre ellos se encontraba José García Ortega, conocido artista y militante exiliado, miembro del comité central del PCE. En realidad, se trataba de un reencuentro, puesto que Ortega y Cortijo se habían conocido ya en Madrid, cuando Cortijo hacía allí su servicio militar.

De izquierda a derecha : el poeta Marino Viguera, Francisco Cortijo, Cristóbal y Juan (padre de Cristóbal). Año 1960

Cuando Cristóbal y Cuadrado visitaron a Lola y Cortijo en París, decidieron incorporarse al PCE. También conocieron a Ortega, que animó a los tres amigos a que crearan un grupo de grabadores en Sevilla, en diálogo con el de Estampa Popular que se acababa de formar en Madrid.[2] Tal y como recordaba Cristóbal Aguilar en una mesa redonda celebrada en 2016, fue este encuentro con Ortega lo que les dio el primer impulso para que se decidieran a organizarse como grupo y, a él particularmente, le empujó a trabajar la xilografía y el linograbado, de carácter mucho más inmediato y con más fuerza expresiva que la calcografía, que era la especialidad que Cristóbal estaba haciendo en Bellas Artes por aquel entonces.[3]

En octubre de 1960 una persona a quien se referían como “Joaquín” informaba al PCE de la creación de un grupo de Estampa Popular en Sevilla, subrayaba el carácter excesivamente hablador de sus miembros que parecían no tener mucho reparo en criticar abiertamente al régimen. En el informe se consideraba que esto resultaba peligroso (porque podía atraer la atención) aun cuando les protegía que no se les tomara muy en serio “en los círculos burgueses” donde se movían porque les consideraban “ovejas negras de familias pudientes, snobs o algo por el estilo”.[4] No sabemos si este informante era Joaquín Albalate, quien había colaborado en la organización de la exposición del grupo madrileño de Estampa Popular en la Sala Ateneo de Sevilla. En cualquier caso, Cristóbal señalaba que “la simpatía estética” con esta muestra del grupo madrileño, celebrada en Sevilla en noviembre de 1960, también había espoleado al grupo sevillano.[5]

Aun existiendo contactos y colaboraciones entre quienes los formaban, cada grupo de los que formaron la amplia red que acabó constituyendo Estampa Popular funcionaba como juzgaban oportuno sus componentes. En el caso del Grupo Sevilla, operaban como cooperativa, con un fondo común para cubrir gastos y repartiéndose los beneficios obtenidos; solían trabajar juntos en el taller que Cortijo tenía en su domicilio en el barrio de Los Pajaritos.[6] Y no sólo trabajaban juntos, sino que seleccionaban colectivamente las piezas que se expondrían. Este fue el proceso seguido para elegir las obras que se verían en la galería Velázquez: como reconocían los jóvenes artistas en una entrevista realizada con motivo de la muestra, sólo a Cristóbal le habían aceptado todas las obras que había propuesto. En esa misma entrevista Cristóbal definía la exposición como “la primera auténticamente realista que se celebra en Sevilla”.[7]

En esta muestra participaron también Segundo Castro y Alejandro Mesa, que habían formado parte de la Escuela Experimental de Córdoba y que usaron los pseudónimos Luque y Olmo para protegerse. Ambos habían coincidido con los grabadores del Grupo Sevilla cuando estaban haciendo el servicio miliar en Sevilla. Esto les llevó a replantearse su orientación artística con el fin de contribuir al cambio político y social.[8] En definitiva, los contactos que revelaba esta exposición sevillana y que, sin duda, contribuyó a reforzar aún más constituyeron el arranque del Grupo Córdoba de Estampa Popular.

Grabado de Segundo Castro

 

En la España dictatorial y desarrollista de esos años, los jóvenes artistas del Grupo Sevilla ponían el foco en la situación de los trabajadores más desfavorecidos de su entorno. Éstos constituían la otra cara de la mecanización del campo, de las grandes ciudades que se modernizaban y que se llenaban de automóviles y de turistas al mismo ritmo que lo hacían de migrantes que trabajaban en cualquier cosa y que se guarecían donde podían, a veces en chabolas construidas por ellos mismos. Y es que, en efecto, de la otra parte se encontraban quienes no podían marcharse a pesar de no quedarles ya nada. Cristóbal los representaba delgados y tristes, apostados en una pared, quizá esperando a que los contrataran para trabajar ese día; o puede que estuvieran lamentando, una jornada más, no haber sido elegidos. El trabajo de Cristóbal sobre el linóleo para dar forma al empedrado de las calles, las boinas, las alpargatas, los pliegues, estampados y remiendos de sus ropas genera dinamismo y texturas en estas imágenes planas, de figuras que, para bien y para mal, estaban unidas al entorno donde vivían ¿Hablaban acaso del difícil panorama al que se enfrentaban los hombres que parecían emerger del negro fondo que fundía suelo y pared, y que Cristóbal representaba sentados en torno a la breve mesa de un bar?, ¿o quizá, germen de una organización política, estos otros estaban debatiendo acerca de cómo enfrentarse a la situación? Las expresiones y actitudes de las figuras en las distintas estampas que Cristóbal dedicó a este tema parecen contar historias distintas cada vez.

En ciertas estampas, por otra parte, es posible atisbar cierta idealización del trabajo, del campesino y del obrero. Este tipo de representación estaba alineado con los imaginarios e ideas políticas de un artista que era militante comunista en la clandestinidad y que, como tal, consideraría que la conciencia política y la acción organizada de esta clase social había de ser el motor de las transformaciones decisivas.

Desde que comenzaron sus actividades, los artistas del Grupo Sevilla fueron seguidos y controlados por las fuerzas de control y represión de la dictadura. A diferencia de lo que sucedía con el grupo de Madrid, este control tuvo un impacto directo y palpable en sus exposiciones. Por ejemplo, censuraron los títulos y retiraron algunas piezas de su primera muestra en Sevilla; un poco después, clausuraron su exposición en el Ateneo de Bilbao e incautaron todas las obras expuestas. A pesar de esto, los trabajos del grupo se mostraron en Madrid, en Córdoba, y en ciudades de Francia y de Italia, dándose a conocer entre los círculos de intelectuales antifranquistas.

Los miembros del Grupo Sevilla colaboraron con escritores en la realización de varias carpetas con colecciones de estampas acompañadas de poemas. La estampa que acompañaba a “Del camino” de Antonio Machado, era la de un campesino ante la vastedad, la dureza y la promesa del campo, la de “la tierra amarga” cuyos caminos, no obstante, “llena el sueño”. “Réquiem” de José Hierro ubicaba la imagen de unos trabajadores de la construcción (que tanto se parecían en actitudes, complexión y atuendo a las figuras que, en otras estampas, habíamos situado en Sevilla: todos eran trabajadores, al fin y al cabo) en Estados Unidos. Allí habían llegado, como tantos otros migrantes económicos, “porque su tierra es pobre”. Allí podían morir “de anónimo y cordura”, en un accidente cualquiera, también como tantos otros. Eran “un español como millones / de españoles”. Sus rostros quedaban ocultos o estaban poco individualizados, como sucedía en la estampa de Cristóbal, como si se diera a entender que se los consideraba intercambiables con los de quienes estaban por llegar. De ellos solo quedaría el rastro de una esquela de periódico.

Linóleo de Cristóbal
Estampa de una carpeta del Grupo Sevilla de Estampa Polpular. Grabado: Cristóbal
Estampa de una carpeta del Grupo Sevilla de Estampa Polpular. Grabado: Cristóbal
Estampa de una carpeta del Grupo Sevilla de Estampa Polpular. Grabado: Cristóbal

Entre julio y agosto de 1962 varios artistas que formaban parte o estaban en la órbita de los distintos grupos de Estampa Popular viajaron a Helsinki para participar en el 8th World Festival of Youth and Students que era promovido por el Partido Comunista y que ese año tenía el lema “For Peace and Friendship”. Adán Ferrer y Francisco Álvarez (de Madrid), Cristóbal Aguilar (de Sevilla) y Manuel García (de Córdoba) viajaron a Helsinki. En el marco de aquel encuentro tuvo lugar una conferencia de Marcos Ana, que no hacía mucho había sido liberado de la cárcel franquista. En el vestíbulo del Kulturpalast donde tuvo lugar la conferencia, los jóvenes grabadores expusieron sus estampas, junto a ellas se encontraban también las de los artistas que habían llegado con la delegación cubana que, como rememoraba Cristóbal, era la gran protagonista de aquella edición del festival.[9] En el festival hubo intervenciones de Fidel Castro y de Ernesto “Che” Guevara. La admiración y fascinación que causaban estas figuras y el horizonte que abría la victoria de la revolución cubana para los jóvenes de la época, unida a este contacto directo con la delegación cubana, cristalizaron, por ejemplo, en los retratos del Che realizados en distintas técnicas por Cristóbal. Ninguno de ellos responde a la iconografía más difundida de éste. Incluso en el caso de la estampa de 1967 que se basaba en una de las fotografías de su cadáver, el tratamiento plástico teñía lo representado de un dramatismo y de un silencio de los que carecía la imagen fotográfica de partida.

Cristóbal. Xilografía. Che Guevara en su lecho de muerte. 1967. Colección Particular

Como ocurría en el caso de las obras de otros artistas de la red de Estampa Popular, algunas estampas de Cristóbal alcanzaron una difusión más amplia por reproducirse como ilustraciones de publicaciones. Por ejemplo, se pudieron ver obras suyas reproducidas en el libro de Ruedo ibérico Versos para Antonio Machado de 1962, en un “foglio volante” publicado por las ediciones Avanti! en abril de 1963[10] o en las páginas de la revista político cultural del Partido Comunista Italiano Rinascita.[11]

Revista Fogliovolante. Con ilustraciones de Cristóbal y Baraldés. 1963

Según se desprende de lo que han relatado en numerosas ocasiones los componentes del grupo, había fricciones en el seno del Grupo Sevilla. Cortijo y Cristóbal planteaban estrategias distintas para orientar la actividad colectiva. El primero abogaba por exponer en lugares directamente relacionados con el mundo del arte, fundamentalmente en galerías comerciales, mientras que el segundo defendía la ampliación del campo para exponer en otro tipo de espacios, más cercanos a otras clases sociales (distintas a la burguesía que solía frecuentar las exposiciones de arte) como fábricas, clubs, escuelas, etc.

Aunque los tres grabadores continuaron participando en diversas muestras de Estampa Popular, desde 1962 no volvieron a actuar como organizadores de exposiciones. Resulta evidente que, hacia 1964, el Grupo Sevilla ya no estaba activo. Ese año, además, Cuadrado había sido detenido y encarcelado por sus actividades políticas. Con Cortijo desarrollando su carrera en solitario, Cristóbal decidió reorganizar Estampa Popular de Sevilla con sus compañeros de célula del PCE: Manuel Baraldés (antiguo compañero de estudios), Alfonso Grosso y Manuel Barrios; y con tres jóvenes de la Escuela de Artes y Oficios, Enrique Acosta, Pedro Guerrero y Claudio Díaz. La forma de trabajo del grupo cambió: guiados por Cristóbal, que tantas veces ha sido retratado pintando así, iban a tomar apuntes del natural en el campo, las plazas y las tabernas de Sevilla.[12]

Luego trasladaban estos apuntes a otros soportes, se trabajaba la plancha y se estampaba a cuchara en casa de Baraldés. A pesar de que la fórmula ya no era la de la cooperativa, Enrique, Pedro y Claudio sí compartían un estudio que estaba en la planta baja de la casa de los padres de Rosa Benítez que también participaba de sus actividades y estaba muy comprometida políticamente, aunque no era pintora.

Grabados de Enrique Acosta en la exposición Estampa Popular Sur (CAAC)

Siguiendo los planteamientos de Cristóbal, en esta nueva etapa, las obras de Estampa Popular de Sevilla se mostrarían preferentemente en espacios a los que llegaban por sus relaciones con el movimiento universitario, con el PCE y con el movimiento obrero y vecinal, evitando los circuitos artísticos institucionalizados. De hecho, a pesar de que era clara la conciencia de los artistas sevillanos de formar parte de una red mayor, su trabajo no se expuso en muestras organizadas por los demás grupos. Se centrarían en actuar en un entorno mucho más local, cercano e inmediato: centros culturales de distintos barrios y poblaciones sevillanas, facultades como las de Derecho o Filosofía, o fábricas. Cabe citar, con todo, que sí participaron en una exposición itinerante celebrada en 1964-1965 en varias poblaciones de Suecia. En ella se exhibieron unas cincuenta obras de quince artistas de Estampa Popular, entre ellos estaban Agustín Ibarrola y María Dapena, que entonces estaban encarcelados. Si atendemos a la fotografía reproducida en el boletín ciclostilado España democrática que hacían españoles en Estocolmo,[13] el montaje guardaba ciertas similitudes con los de otras exposiciones itinerantes de estampas que se hacían en Suecia en esos años y que tenían igualmente objetivos sociales de difusión del arte que guardaba ciertos puntos de contacto con los planteamientos de Estampa Popular.

Grabados de Agustín Ibarrola en la exposición Estampa Popular Sur (CAAC)

 

De las actividades de este grupo sevillano han quedado algunas obras, los programas y folletos de las exposiciones y los recuerdos de quienes las organizaron y visitaron. Los textos que se asociaban a las muestras eran ahora seleccionados por los artistas, se trataba generalmente de escritos de autores con quienes se identificaban como, por ejemplo, Antonio Machado. Además, en todas las exposiciones se organizaron conversaciones entre los artistas y los asistentes lo que, sin duda, generaría un valioso intercambio.

Al cabo de un par de años, cada uno de los artistas siguió su camino y el grupo desapareció como tal. Cristóbal continuó con su labor comprometida y llevando el arte a todos. No se limitó a hacer esto a través de sus obras y exposiciones, sino también a través de su labor como docente, primero en Ronda y luego en Sevilla.

Cristóbal pintando en un certamen de pintura infantil organizado por él en el barrio de San Francisco de Ronda. 1974

Cuando se habla de la trayectoria de un artista que también ha desarrollado una carrera como profesor, se le suele conceder poca relevancia a la docencia y, sin embargo, es difícil pensar en una actividad más comprometida y con el potencial de tener un impacto mayor, decisivo incluso, en el desarrollo futuro de los estudiantes. ¿En qué sentido pudo transformar la vida de tantas personas la creación de estudios nocturnos en el Instituto de Bachillerato Pérez de Guzmán,[14] por ejemplo?

Cerámica en Homenaje a Cristóbal en la Alameda del Tajo de Ronda

 

Cuando le conocí en 2007 hacía unos años que se había jubilado, la pasión y sinceridad con que hablaba del arte y de la política eran palpables, también era notable su capacidad para conversar y para escuchar, así como su amor por la ciudad de Ronda en la que vivía. Todas ellas se cuentan entre las características deseables para quien aspire a ser buen docente. No cabe duda de que también hubieron de ser determinantes para que Cristóbal mantuviera viva la llama artística y política de Estampa Popular en Sevilla durante esos años de la década de los sesenta. Él fue una de las piezas clave para la formación de los dos grupos de grabadores que denunciaron la realidad franquista y se articularon con movimientos que en tantos sentidos desbordaban la forma en la que, entonces, se entendía el arte.

Cristóbal con una marioneta en su casa de Ronda. Foto: Noemí de Haro. 2007

[1] Testimonio de Francisco Cuadrado, 26 de noviembre de 1996, recogido en José Ralla Téllez “El pintor sevillano Francisco Cortijo”, tesis doctoral dirigida por Fernando Martín Martín, Universidad de Sevilla, 1998, citado en “Biografía”, Francisco Cortijo, [en línea] https://franciscocortijo.com/biografia/ [Consulta: 01/11/2020].

[2] La reunión fundacional del grupo madrileño de Estampa Popular tuvo lugar a finales de 1959 en un bar de la calle Modesto Lafuente de Madrid. Allí se dieron cita José García Ortega, Ricardo Zamorano, Dimitri Papagueorguiu, Luis Garrido, Antonio Valdivieso, Javier Clavo, Pascual Palacios Tárdez, Manuel Ortiz Valiente y Antonio Zarco. La composición del grupo iría cambiando con el tiempo y pronto se le irían sumando otros en distintos lugares del país. Además de en Madrid, irían apareciendo grupos de Estampa Popular en Andalucía, País Vasco, Valencia, Cataluña y Galicia. Sobre la historia y actividades de estos grupos, véase Noemi de Haro García, Grabadores contra el franquismo, CSIC, 2010; José Gandía Casimiro (comis.), Estampa Popular, IVAM, 1996.

[3] Conversación entre Cristóbal Aguilar, Francisco Álvarez, Manolo Calvo, Segundo Castro, Alexandre Grimal y Elvira Martínez, moderada por la autora, celebrada el 28 de junio de 2016 en la sala “Estampa Popular. La irrupción de la realidad antifranquista en el arte” del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Grabación disponible en “Estampa Popular. La irrupción de la realidad antifranquista en el arte”, Obra destacada de la colección: Estampa Popular, [en línea] https://www.museoreinasofia.es/obra-destacada/estampa-popular/estampa [Consulta: 01/11/2020].

[4] Informe de los intelectuales, 27 de octubre de 1960, pp. 36-36. Archivo Histórico del PCE, Fuerzas de la cultura, Jacq. 227-230.

[5] Testimonio de Cristóbal Aguilar recogido en José Gandía Casimiro (comis.), Estampa Popular, IVAM, 1996, p. 70.

[6] Testimonio de Francisco Cuadrado, en conversación con la autora, San Juan de Aznalfarache, Sevilla, 17 de abril de 2006 y 2 de abril de 2007.

[7] Manuel Lorente, “El ‘Grupo Sevilla’, muestra de la vibración artística de la ciudad”, Pueblo, Madrid, 7 de febrero de 1961, recogido en José Raya Téllez, “Arte y compromiso social. La obra del pintor Francisco Cuadrado”, trabajo de investigación, Universidad de Sevilla, 1995, pp. 186-187.

[8] Testimonio de Alejandro Mesa recogido en José Gandía Casimiro (comis.), Estampa Popular, IVAM, 1996, p. 88.

[9] Testimonio de Cristóbal Aguilar en conversación telefónica con la autora, 29 de febrero de 2008.

[10] En esta hoja se denunciaba la ejecución de Grimau y la situación en Asturias, Andalucía y Madrid, reproducía obras de Cristóbal (en realidad un detalle de una de sus estampas), Manuel Baraldés y Ernesto Treccani junto con poemas de Carlos Álvarez y Ángel González.

[11] De entre ellas, y solo a modo de ejemplo, podemos mencionar las dos estampas que, bajo los títulos Operai andalusi y Riunione operaia, acompañaban a las dos cartas de los presos políticos de la cárcel de Burgos dirigidas “a los abogados españoles” y “a las fuerzas de la oposición” publicadas en la sección “Documenti” de Rinascita,nº33, 24 de agosto de 1963, pp. 17-18.

[12] Testimonios de los artistas en conversación con la autora: Enrique Acosta, Sevilla, 30 de marzo de 2007; Pedro Guerrero, Sevilla, 2 de abril de 2007; Cristóbal Aguilar, Ronda, Málaga, 5 de julio de 2007.

[13] Sobre esta exposición véase Noemi de Haro García, “Voces de seda. Las pinturas clandestinas de Agustín Ibarrola (1962-1965”, Archivo Español de Arte, LXXXXIX, 355, julio-septiembre 2016, p. 310; José Cristóbal Cárdenas, Emilio Quintana, Ferlosio. 50 años de “Canciones de la resistencia española” – Clarté, s/f [en línea] http://www.chichosanchezferlosio.es [Consulta: 01/11/2020].

[14] “Cristóbal. Biografía”, Cristóbal Aguilar Barea. Estampa Popular [en línea] http://www.estampapopular.com/cristobal-aguilar/ [Consulta: 01/11/2020].

2 comentarios en «Cristóbal y los grupos antifranquistas de Estampa Popular en Sevilla. Por Noemí de Haro»

  1. Cuando Don Cristóbal dejó el Instituto Pérez de Guzmán de Ronda para irse a Sevilla, me encontré huérfano.
    Aún se me hace un nudo en la garganta y se me saltan las lágrimas cuando pienso en su partida, no entendía porqué.
    Nadie más humano, más solidario, más humilde y más solidario con los pobres, y en especialmente con las gentes del campo, la gente sencilla, a las que hacia se sintieran a su altura.
    Nadie tan sencillo fue tan sabio con los sentimientos humanos, ni supo profundizar tanto y tan sutilmente en el alma humana.
    Jamás me perdonaré no haber dedicado más tiempo a escucharle, verle y compartir sus vivencias durante su jubilación.
    No olvidaré una frase que nos decía en primero de bachiller; nos decía que no todo el mundo tenía, o podía ser, médico, ingeniero, o profesor. También tenía que haber carpinteros, mecánicos, o cabreros, pero lo importante es, que lo que hagas, lo hagas buen.
    Un gran abrazo, esté donde esté.
    Para él, Dios no era incompatible con ser comunista.

    1. Efectivamente Juan, mi padre era especialmente sensibile hacia las gentes más humildes, y más concretamente hacia los campesinos. De ahí que fueran el principal motivo de los grabados de aquella época de Estampa Popular. Y en cuanto a lo que comentas al final, es una reflexión machadiana de Proverbios y Cantares, poeta muy admirado por Cristóbal:

      Despacito y buena letra:
      el hacer las cosas bien
      importa más que el hacerlas.

      Gracias por tu cariño, Juan. Un abrazo

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